El presidente Obama pedía hace unos días a la FCC (el regulador americano de las telecomunicaciones) la creación de las medidas “más estrictas posibles” para proteger la neutralidad de la red.
Según Obama, esta normativa debería asegurar a los usuarios un
acceso abierto, libre, sin restricciones y no discriminatorio a los
contenidos, aplicaciones y servicios de internet que elijan. Se trataría
de evitar una red de “dos velocidades” y de prohibir el bloqueo del
acceso de un usuario a un servicio legal, la ralentización la velocidad
de acceso y que haya empresas que reciban un trato privilegiado.
Más
allá del tono dramático del discurso Obama (probablemente provocado
porque está en las horas más bajas de su mandato), lo que sorprende un
poco es que ponga tanto celo en pedir que se vigilen las conductas de un
grupo de empresas (los ISPs), que muy probablemente sean las entidades
más reguladas de la cadena de valor de internet, y se “olvide” lo que
hacen otros actores relevantes, que pueden condicionar igual o más la experiencia de los usuarios y el funcionamiento de la red.
Me refiero a conductas como las siguientes: algoritmos de Facebook que deciden sobre la visibilidad y relevancia de los contenidos que se publican en esa red social; la negativa de Youtube a emitir videos de ciertos artistas porque algunas discográficas independientes no han aceptado los nuevos términos de la licencia; la retirada de una aplicación legal (AppgGratis) del Apple Store “porque no cumplía con los términos y condiciones” de dicho marketplace; o las restricciones y retrasos en el envío que imponía Amazon a los libros de la editorial Hachette, como medida de presión para que ésta aceptara la bajada de precios que se le requería la empresa presidida por Bezos.
En todos los casos anteriores se trata de medidas tomadas unilateralmente por empresas con un gran poder de mercado y cuyo beneficio para los usuarios o para el funcionamiento de la red es más bien cuestionable. ¿No sería mejor hablar de open internet en lugar de net neutrality?
Si es así se debería poner foco también en las prácticas habituales de
buscadores, redes sociales, marketplaces, plataformas de contenidos o
grandes tiendas online. Si sólo dirigimos la atención y la regulación
hacia los ISPs, esos otros gigantes de la red podrían actuar de espaldas
a los usuarios y focalizarse en maximizar sus intereses comerciales.
Este artículo se publicó originalmente en Rincón de la Tecnología el 19 de noviembre.