Pavo, viernes negro y otras costumbres de aquí

Como seguro que ya sabéis, hoy es el día de acción de gracias (Thanksgiving), fiesta que se celebra sobre todo en EEUU y en Cánada, aunque curiosamente no el mismo día. Es una fiesta familiar en la que los que de verdad lo pasan mal son los pavos, porque la tradición dicta que hay que comer pavo sí o sí. De hecho, aquí te alquilan hornos por días para estas fiestas, porque con uno sólo no es suficiente cuando van muchos familiares a una casa. Como dice una de la oficina (que es alemana), los americanos son los reyes del convenience.

Como suele ocurrir y más últimamente, a una fiesta religiosa (al menos en origen) se le une la tradición consumista. Es lo que aquí llaman Black Friday, que es como el pistoletazo de salida del desenfreno prenavideño. No lo he visto en vivo pero en la tele ponen imágenes de lo que ha sido otros años y es una locura. Las grandes cadenas hacen descuentos espectaculares y mucha gente duerme en tienda de campaña en la puerta para poder pillar las ofertas, que normalmente se aplican sobre muy pocas unidades.

Ya llevo una semana aquí y me voy adaptando un poco a sus costumbres. Ayer por ejemplo, bajé a la zona de las lavadoras colectivas (el apartamento no tiene) y conseguir hacer la colada sin problemas. Un éxito.

A lo que no creo que me llegue a acostumbrar es a los galones, millas, pies, pulgadas, grados Fahrenheit, y otras unidades de medida. ¿Por qué demonios lo tienen que hacer tan complicado?

Cambiando el tercio, también me ha dado tiempo a conocer un poco mejor Mountain View. ¡Cuando uno vive solo, las 24 horas del día dan para mucho!. Es un sitio bastante tranquilo, con casas unifamiliares y muchos parques donde es fácil que se acerquen ardillas. Lo tienen todo muy cuidado y ahora en otoño tiene unos colores preciosos.

 
Lo que me sorprende es la cantidad de asiáticos y de indios que se ven aquí por las calles. Lo de los asiáticos se entiende por la cercanía y por la historia. Lo de los indios dicen que es porque son los programadores y desarrolladores que trabajan para las empresas punteras de aquí pero se deben de haber venido con toda su familia porque lo que más se ven son abuelitos (o quizá es que los jóvenes están encerrados trabajando).

Me parece que los precios son más caros que en Madrid aunque tampoco tengo la impresión de que sea mucho más caro vivir aquí que allí. La gasolina por ejemplo cuesta a dolar el litro, es decir casi la mitad que en España. Seguramente por eso tienen estos coches tan ... raros.


Lo que tiene mucha gracia es la manera en que los americanos pronuncian los nombres españoles de los lugares. Empezando por San Francisco, siguiendo por Los Gatos y acabando por Palo Alto, que es el más gracia me hace. Además, no tienen ni idea del significado de la mayoría de ellos.